domingo, 18 de noviembre de 2012

Crónicas de la tierra I Sitchin Zacarías


Se han encontrado muchas canciones de amor sumerias; indudablemente, se cantaban con
acompañamiento musical. Sin embargo, la más conmovedora es una canción de cuna que una madre compuso
y cantó a su hijo enfermo:


Ven, sueño; ven, sueño; ven a mi hijo.
Apresúrate, sueño, en venir hasta mi hijo;
haz dormir sus inquietos ojos...
Estás sufriendo, hijo mío;
estoy turbada, estoy atónita,
miro fijamente a las estrellas.
La luna nueva brilla en tu rostro;
tu sombra derramará lágrimas por ti.
Échate, échate en tu sueño...
Que la diosa del crecimiento sea tu aliada;
que tengas un guardián elocuente en el cielo;
que alcances un reino de días felices...
Que una esposa te sirva de apoyo;
que un hijo sea tu suerte futura.


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